La calle vestida. El bullicio se apodera del entorno. Una paleta infinitamente colorida con innumerables matices sube al cielo. EL desconoce el sendero que ELLA transita hasta su refugio. Su ansiedad lo lleva a deambular sin rumbo. Recuerda todos los instantes que fueron construyendo su dicha. La armonía del momento lo envuelve. Lo delata la respiración pausada. Visualiza su imagen al doblar la esquina. Se aferra a las flores que esconde a sus espaldas. Comienza a caminar a su encuentro evitando delatarse. Estrecha los cuerpos y la rodea con sus brazos y las flores mientras su boca tapa su boca, tan sensual. Se desplazan sobre el muro. ELLA se desliza feliz y asombrada. Caminan, levitan . Ríen sin mirar atrás.