Guitarra

Tendida en la madrugada, 
la firme guitarra espera: 
voz de profunda madera 
desesperada. 

Su clamorosa cintura, 
en la que el pueblo suspira, 
preñada de son, estira la carne dura. 

Arde la guitarra sola? 
mientras la luna se acaba; 
arde libre de su esclava 
bata de cola. 

Dejó al borracho en su coche, 
dejó el cabaret sombrío, 
donde se muere de frío, 
noche tras noche, 

y alzó la cabeza fina, 
universal y cubana, 
sin opio, ni mariguana, 
ni cocaína. 

¡Venga la guitarra vieja, 
nueva otra vez al castigo 
con que la espera el amigo, 
que no la deja! 

Alta siempre, no caída, 
traiga su risa y su llanto, 
clave las uñas de amianto 
sobre la vida. 

Cógela tú, guitarrero, 
límpiale de alcol la boca, 
y en esa guitarra, toca 
tu son entero. 

El son del querer maduro, 
tu son entero; 
el del abierto futuro, 
tu son entero; 
el del pie por sobre el muro, 
tu son entero. . . 

Cógela tú, guitarrero, 
límpiale de alcol la boca, 
y en esa guitarra, toca 
tu son entero.

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