La democracia requiere elecciones universales, secretas y obligatorias. Nos oponemos en consecuencia al voto calificado y «cantado». Incluso a la condición de «obligatoria». Me seduce el voto que es voluntad y decisión del elector de aquel otro que se auto impone como consecuencia de un imperativo legal, más afín con la inmadurez cívica que con la adustez que implica la responsabilidad de elegir. Sin embargo, la democracia argentina necesita de la república; división de poderes, responsabilidad, transparencia, publicidad de los actos de gobierno y sobre todo periodicidad en los mandatos. Solo así, la generación más joven podrá participar y renovar una concepción que se aferra al poder sin percibir que sus concepciones no mantienen vigencia.

La delegación legislativa a pesar de la prohibición del artículo 76 de la C.N.; lo decretos del Poder Ejecutivo fundado en la «necesidad y urgencia», no obstante el artículo 99 apartado 3 de la C.N y los casos «Verrochi» y «Consumidores», la ausencia de transparencia y la impunidad, no son decisiones que consoliden la democracia y mucho menos la república. RAT 14/01/2012.

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